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22 ago 2014

Líderes y tríadas



  Juan de Dios Regordán

         

La participación ciudadana sigue siendo asignatura pendiente en las estructuras sociales, políticas y organizativas. La experiencia nos dice que la planificación participativa no es posible lograrla de una vez. 




Es en sí un proceso a planificar. A lo largo del tiempo, se debe aprender a realizar  ciertas actividades tales como: identificar actores sociales, conocer sus necesidades, contribuir a que las prioricen ellos mismos; ir creando modelos (representaciones simplificadas y operativas)  de la realidad para poder reflexionar acerca de: grupos sociales.

          Hay quiénes dicen que una sociedad cuando necesita de líderes para consolidar sus contenidos y sus aspiraciones está demostrando que tiene inmadurez e infantilismo en sus miembros. Prueba de ello es cuando, todavía algunos se plantean la pregunta de “¿qué debo hacer? Tal vez no sean capaces de dar respuesta libre, responsable y personal; como si estuvieran llamando todavía la protección de “un director espiritual”, para suplir su inmadurez. Se buscan motivos, actos y símbolos para luchar por ideales que otros presentan.

          Los líderes carismáticos son muy escasos. A veces, se fraguan y crean algunos para que, al amparo de su incompetencia, se puedan crear ambientes propicios para el aprovechamiento de intereses personales y de grupos que nadan en la más absoluta línea de la corrupción. Se le podría denominar “personajes pajas” para ser manipulados sirviendo de escaparate y, bajo sus vitrinas, otros actúen impunemente en beneficio de intereses inconfesables.

           En una sociedad madura aparecen actores sociales que, por su incidencia e influencia, marcan pautas para conocer las necesidades de los ciudadanos  y contribuyen a priorizarlas ellos mismos. Deben ir creándose modelos, representaciones simplificadas y operativas para poder reflexionar acerca de: grupos sociales/necesidades/grado y modo de satisfacción. Ir visualizando las opciones estratégicas de actores relevantes para constatar dónde se introducen incertidumbres sobre opciones, cómo resolver tales incertidumbres. Crear mecanismos de evolución que permitan apreciar la eficiencia y la eficacia.

          Hace falta simultanear visiones a corto a medio y largo plazo. Hay que planear un proceso de aprendizaje para captar más necesidades, localizar personas que piensan e incorporarlos. Contribuir y estimular a que actores y grupos sean capaces de descubrir las necesidades reales y, cosa muy importante, que aprendan a priorizarlas. Se necesitará apoyo metodológico, expresar sus posiciones, ayudándoles a analizar percepciones, deseos, necesidades, intereses y distinguir entre ellos.

            Parece que todavía hay quiénes sólo saben criticar lo que otros hacen o dicen, pero no son capaces de tener sosiego para valorar lo bueno que hay a su alrededor. Si otros grupos presentan alternativas válidas, los “blandos líderes”- quiénes los ponen los quitan-  tienen dificultan para captar lo bueno y mucho menos de ser capaces de valorar la realidad por el sólo hecho de venir de otros. Pocos son los que tienen un verdadero proyecto de crítica. No han aprendido que la “crítica por la crítica” no lleva a ningún sitio válido.

          He dicho anteriormente, y ahora lo recuerdo, que los líderes de verdad son muy escasos. Por ello, en una sociedad avanzada y que camina hacia la madurez de sus miembros, es necesario formar equipos con personas que realmente puedan constituir coaliciones: en primer lugar, personas que tengan aptitud para definir objetivos, proyectos, estrategias. En este grupo caben todos aquellos que lanzan ideas y proyectos, demostrando esa capacidad aunque después no los lleven ellos a la práctica.

Hemos de contar con aquellos que tienen aptitud para definir medios, instrumentos para la ejecución de los objetivos Y un tercer grupo los que tienen aptitud de reunir e integrar productivamente a las personas alrededor de una tarea.

          Las Tríadas son la composición de equipos de tres individuos que tengan más o menos aptitudes de las que he citado anteriormente, pero que tengan alta alguna aptitud cada uno de ellos. No obstante, no podemos olvidar que somos personas, con nuestros intereses, modos de pensar y todo lo que encierra el YO más profundo de cada uno y no es sencillo formar equipos.

  Juan de Dios Regordán Domínguez

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