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18 ago 2010

Un año más la hipocresía se hizo procesión por las calles de Sanlúcar

Dolores Romero
Vaya por delante mi respeto por las creencias religiosas de cada cual y más aún cuando se realizan en la intimidad personal o en la propia de los templos religiosos.
Pero cuando las manifestaciones religiosas se hacen tristemente espectáculos y se exhibe a modo de galones en hombreras que son incapaces de sustentar nada, todo se me antoja folclore que nada tiene que ver con las creencias espirituales y, entonces, si me permito no respetar tanto a éstos y éstas que hacen gala sublime de su devoción. (...)
Máxime cuando con el pretexto de la celebración de la patrona de la ciudad se puede ver procesionar una variopinta caterva de personalidades, personajes, personajillos y personajetes juntos y circunspectos: ellas ataviadas con trajes elegidos cuidadosamente para la ocasión y ellos embutidos en sus trajes grises oscuros al uso; todos con la solemnidad que requiere la ocasión, paseando su devoción por las calles más significativas de la ciudad.
Si a éstos no le conociera, podría pasar y ser creíble su intento de demostración, no ya de su devoción mariana, sino su fe cristiana, católica, apostólica hasta romana, si quieren. Aunque al ser la mayoría de ellos conocidos, unos por sus ideas, otras por su dedicación profesional y laboral, otros por su actividad empresarial o comercial y otros, bueno, vamos a dejarlo ahí, a lo que se dedican otros, todo queda en un intento vano.
Año tras año, observo pasmada la hipocresía sin límite que se reúne en esta procesión de la patrona de la ciudad. Empresarios que tratan a sus empleados sin ningún respeto y que se saltan a apiola la legislación laboral vigente. Profesionales cuya actividad no le deja apenas beneficios fiscales, pero si para llevar un esplendido nivel de vida. Otros sin medio conocido o reconocido de ingresos, pero sin embargo, gozan de esplendidas viviendas y automóviles. Comerciantes, ay algunos comerciantes. Políticos de todo signos (aquí no hay color) para los que el servicio público es conseguir perpetuarse en el poder a costa de lo que sea. Sacerdotes o curas, religiosos en suma, con sus levitas y alzacuellos de buena marca para, también, la ocasión, éstos que te quieren cobrar por casi pasar por acera de la iglesia.
Todo ellos en “totum revolutum”, que no se pueden ver ni aguantar entre sí andan con paso firme, sobrio y contenido a modo de demostración a los demás, de que ellos son paradigma de ciudadanía, de amor y respeto a su pueblo y a sus tradiciones. Y pobre de aquel o aquella que se atreva a poner en duda sus ejemplarizantes vidas, caerán, como ejército de cruzados contra los herejes que quieren socavar las cimientes de su cultura, aunque lo que en verdad defienden es su estatus, para que nadie desvele sus vergüenzas personales.
Para finalizar, siendo consciente de que las generalizaciones conllevan muchas injusticias, debo pedir disculpas, si en algo he podido ofender, a esas personas devotas que sienten profundamente su creencia religiosa y que son consecuentes de ello en el día a día. Lamentablemente en la procesión de la patrona son los menos.
Dolores Romero

3 comentarios:

Luis dijo...

Ni mas ni menos esa es la pura realidad.

Anónimo dijo...

La hipocresia desde luego es bien visible... Los politicos con cara de ir en una cabalgata, saludando a todo el mundo como si estuvieran en un desfile electoralista. Las mujeres, detras del paso, como si aun no hubiera llegado la democracia y la igualdad. Ademas, por lo que me dijeron, la Banda que acompñañaba a la Patrona era de Rota, y los musicos de Sanlucar "en el paro"...Así nos va. Hipocresia pura, desde luego

Anónimo dijo...

Dolores, no se quien eres, pero me encanta tu franqueza, y claridad. es un placer leer estas lineas contra la hipocresía de las y los figurines, "protagonistas", que ademas intentan impartir normas de moralidad y comportamiento social, y ademas con todo rewspeto a los hombres y mujeres de fe.
saludos fraternales y que cunda el ejemplo
espinodefuego