José Antonio Segura
Un trágico siniestro ha acabado en tragedia humana y medioambiental. Ya nos tiene acostumbrados esta factoría de Cepsa a un espectáculo de contaminación cada verano. El año pasado envió galletitas de chapapote a las playas salvajes del Coto de Doñana. Se está convirtiendo en habitual este tipo de sucesos, así tranquilamente. (...)
No vamos a trivializar con el siniestro percance que ha costado la vida de estos empleados, pero la noticia recuerda el frágil equilibrio entre naturaleza e industria, y como esa industria que se vende como supersegura evidencia una tenebrosa fragilidad. Tenemos que recordar a estos magnates de la contaminación que nos duele cada gota que se derrama y cada incendio que se prodiga por la proximidad del Parque Natural más importante del sur de Europa. Por otra parte, desde este medio, mandamos nuestras condolencias a los familiares de los fallecidos y los heridos. Cepsa Nunca Mais

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