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31 jul 2010

Quiero ser Espartaco

Abel González Luna
Desde hace unas semanas ando “enganchao” a una serie de medio pelo emitida por Canal + y que intenta reproducir, con más o menos rigor historiográfico, la osada rebelión que este tracio esclavo gladiador llevó a cabo en el siglo I a.c., denominada III Guerra Servil. Espartaco puso en jaque a la todopoderosa república romana por un periodo de dos años e hizo tambalear el orden establecido.
En estos tiempos convulsos, no dejo de ver similitudes entre la coyuntura mundial actual y la época que le tocó vivir al tracio. Personalmente, creo que volvemos a estar bajo el yugo de una “República”, donde los patricios terratenientes dominan las grandes corporaciones y manipulan los “Senados” estatales para garantizar sus exorbitantes beneficios. Hemos regresado, tristemente, a la era de la esclavitud. Atrás quedó un siglo de avances y reformas político-sociales, de estabilidad y bienestar generalizado, al menos para el mundo occidental. Los patricios se han reagrupado, con armas de mayor eficacia, las nuevas tecnología y la globalización económica, para someternos de nuevo. (...)
A nadie se le escapa la gran incidencia y amenaza de la economía china, con una previsión anual de crecimiento que supera el 11 % de su PIB. En cada rincón del mundo un comercio chino abre, como mínimo, doce horas al día, siete días a la semana, doce meses al año, por apenas un bocado que llevarse a la boca. Efectivamente, supone mano de obra barata. Ellos lo saben desde hace tiempo y temen perder su status quo. De ahí el interés por abaratar el despido, recortar las prestaciones sociales y conducirnos de nuevo a las cadenas como única medida de salvamento, pues necesitan esclavos para competir con el gran gigante asiático que invade el mercado.
Las grandes corporaciones bancarias cierran el grifo a las más pequeñas; éstas pierden capacidad de ofrecer préstamos; muchas empresas no pueden hacer frente a los gastos; se generan despidos, se cierran negocios y los desempleados dejan de pagar sus hipotecas y demás deudas generadas por políticas consumistas; las pequeñas entidades no pueden devolver el dinero a las grandes corporaciones; los estados, aterrorizados, salen en su auxilio e invierten miles de millones en reflotarlas para reestablecer el orden perdido; el dinero vuelve a los patricios para ser invertidos en adquisiciones baratas que reduzcan a su vez la competencia; se crea un clima de miedo, terror, y piden a los estados que recorten el gasto público; los plebeyos quedan desprotegidos y a merced de la república, que rebajará sus salarios y los amedrentará con EREs, atendiendo a la escasez de oferta y la gran demanda de empleo existente.
¿Política ficción? ¿Teoría de la conspiración? Puede ser. Pero, ¿Quiénes son los grandes beneficiados de todo esto? Los senadores y clientes ya se encargan, manipulando los “mass media”, de desacreditar y demonizar todo movimiento subversivo que ataque el sistema. No estaría nada mal, volviendo al principio, que cada uno de nosotros cogiéramos una espada de gladiador y como hizo el tracio Espartaco rompamos nuestras cadenas para volver a ser libres y, todos unidos, decir bien alto a los patricios modernos que su ambición tiene un límite. Los estudiosos dicen que los períodos de la historia son cíclicos, siguiendo un movimiento pendular… yo quiero ser Espartaco…

4 comentarios:

salvador moreno valencia dijo...

Me gusta tu punto de vista a la hora de exponer el tema que tratas, es previsible que todo lo que el obrero había conseguido en tantos años de lucha, sobre todo en los últimos cien años, se vaya al garete, y vamos camino a la más atroz deshumanización y segregación, según palabras de la filósoso Iris Zavala, y esto es algo que ya podemos ver en nuestro entorno, por tanto, me apunto contigo a coger nuestras espadas y romper la cadena con ellas.

Anónimo dijo...

vencepo Pero no se le olvide sr. Abel,Spartaco el Tracio tambien fue traicionado por los que fueron comprados por Craso Longino,la historia se sigue repitiendo.Salud democracia y libertad.

Anónimo dijo...

Muy bueno el artículo Abel, muy bien, tu y tu partido me encanta. Ole el CIS Sanlúcar, pero que ole ole.

Ojito con el PSOE que se apunta todos vuestros tantos.

Anónimo dijo...

No hay lucha sin riesgos ni precio. Pero me quedo con que, a pesar de la traición y derrota, la desconfianza en los esclavos tuvo consecuencias que hicieron posteriormente la desaparición de la república y el nacimiento de un nuevo orden (el del imperio, ¡uff!)