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16 jun 2010

Coge el dinero y corre

Salvador Moreno Valencia:  Paseando por las hojas de la prensa “oficial”, todas, o la gran mayoría, parecen estar confeccionadas con el mismo patrón, o con la misma finalidad: Desinformar, o dar de un modo interesado las noticias. No voy a hacer demagogia ni barata ni cara, voy hablar de lo que pienso sobre el por qué de esta crisis.
No tengo la verdad en mi manos, ni tampoco hago dogma de mis opiniones, ni siquiera lo pretendo, pero en cuestiones de economía, creo que nos va mal porque en el fondo todos somos un poco chorizos, quiero decir que aquí el que coge el dinero corre, y no da explicaciones y si puede culpará al que se lo roba de explotador, oportunista y listillo. Esto ocurre a nivel de personas normales, quiero decir, como tú o como yo, gente que labora…, como decía Machado, y también se da a nivel de Instituciones, que cogen el dinero y corren, y reclamaciones al maestro armero. (...)
Llevo días sin escribir y estoy desentrenado, y es que he estado muy ocupado persiguiendo a los que se niegan a pagarme lo que es mío, cosa que me lleva a correr de los acreedores, a los que les debo dinero, porque los primeros, los que persigo para que me den lo mío, huyen como sombras en la noche o como ladrones noctámbulos, y si ellos no me pagan yo no puedo pagarles a los otros, y esto es la pescadilla que se muerde la cola.
Los ayuntamientos sin ir más lejos pagan a 90 días, si pagan, las empresas pagan a 70, o 90 días, si pagan, los chorizos se quedan con lo que no les corresponde, y además se abusa de los precios como si con ello tuviéramos más oportunidades de salir de la crisis, cuando creo que lo que tenemos es más probabilidades de caer en la bancarrota.
Arde el teléfono y las llamadas no dejan de sonar, y es que todos quieren cobrar, y yo, pánfilo de mí, que siempre he intentado ser honesto y pagar religiosamente a mis acreedores, me veo en la situación de que el dinero está en poder de otro, que es una institución a la que le entregué como fianza una suma que ahora no sé cuando voy a cobrar.
Después se deshacen en echarse flores y ponerse medallas con aquello de las ayudas a emprendedores, iniciativas nuevas, proyectos culturales y una larga lista de mentiras subvencionables, y yo digo que con ayudas como esas para que quiero yo enemigos o cobradores del frac.
Pero nada, que la hija del señor Manuel Chávez, ése que no tenía nada que envidiarle a los caciques y señoritos andaluces, no se enfaden, pidan ustedes una subvención y si queda algo de lo que la hija, que era lo que quería decir, del susodicho ha recibido pues anden y monten un chiringuito en las cercanías de las explotaciones de esclavos del siglo 21, de eso que han venido en definir como el oro rojo de Huelva, y si de paso, tienen, además de la subvención, derecho a pernada, nada, se llevan ustedes de mujeres trabajadoras y explotadas al consejero de turno para que moje, y retoce entre las hojas de oro rojo en alguna de las favelas que esas pobres y esos pobres construyen para refugiarse del frío.
Y luego pongan el grito en el cielo y monten una oenege para justificar sus pecados, pero sigan, no duden en seguir dando sablazos, que no importa, que lo que antes valía 100 pelas ahora vale trescientas, y por menos de nada te cobran seis mil euros en una tacada, y ahí es nada, pero parece que el dinero lo imprimimos sin esfuerzo en papel que vale menos que un billete de diez mil pesetas en la puerta del Instituto Andaluz de Empleo, ¿o debo llamarle de desempleo?
Por cierto: ¿Recuerdan qué hacían ustedes antes con cinco mil pesetas? Ahora vamos a por los 100 euros y al cesta de la compra vacía.

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