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14 feb 2010

CERVANTES EN SANLÚCAR

La morería de Sanlúcar de Barrameda gustaba de pasear y de hacer sus mandados en el Arrabal del Sur, actual plaza de abastos, bajando la Cuesta de Belén a la derecha. A la izquierda se encontraba la judería, de ahí la calle Truco, de trocar o trucar, y las casas banco de las que hablaba Cervantes. Seguro que Miguel, afanado recaudador y deseoso aspirante a Indias, nunca vino a Sanlúcar con dinero encima, por el miedo a los venteros famosos. En la actualidad la calle de La Plata conserva restos de aquellas actividades frenéticas relacionadas con el dinero del rey, un Bingo y una Lotería. El zoco de la Sanlúcar del siglo XVI tenía el encanto de los actuales puestos de bragas a rayas, puestos de frutas y mercaderías de todo tipo, con la presencia de gremios como el famoso afilador de cuchillos y de zapateros remendones, curtidores y demás menestrales. La famosa muralla defensiva con sus arquillos -horadados en plan compadre por los propios vecinos- pasó a ser un coladero de la plaza histórica para evitar rodeos. Los primeros burgueses adosaron sus viviendas al muro defensivo en contra de los bandos municipales, contraviniendo toda norma urbanística y burlando a la autoridad, costumbre ésta muy del lugar. Los propios alcaldes de la época –véase Don Blas de Mogollón, ya en el siglo XVII- ejercían de Tenientes de Sacas, algo así como contables del rey, y de Piratas de toda embarcación que llegase a la desembocadura del río. Por ello el Puerto de Indias pasó en sucesivas ocasiones a situarse en diferentes localidades alejadas de Sanlúcar, tal era el miedo de la corte a estos metedores. En la playa de Bajo de Guía se extendía el Arrabal del Mar, lugar citado y nada recomendado por Cervantes, donde al parecer su juntaba toda la gente de mala vida y de costumbres bandoleras. Con este panorama de arrabales y de modales heterodoxos no es de extrañar que los propios políticos de hoy, herederos de aquellos Mogollones, supriman de un plumazo parte de su historia, con un decretazo dicen adiós al mercado de abastos, Arrabal del Sur, adiós a la Sanlúcar de Cervantes.

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