Koldo/Kalvellido
Porque no hay nada, no hay luz, no hay agua, no hay cuartos, no hay aumentos, no hay salud, no hay medicinas, no hay libros, no hay picoteos, no hay esperanzas, no hay telera, no hay canasta, no hay sueños, no hay ánimos, no hay paz, no hay justicia, no hay tregua, no hay vergüenza, no hay memoria, no hay democracia, no hay seguridad social, no hay Abril, no hay Congreso, no hay Gobierno, no hay presidente, no hay Constitución, no hay Santa Claus, no hay Nochebuena, no hay Año Nuevo, no hay Navidad, no hay columna…
De hecho, esta felicitación de Navidad es un refrito viejo de hará ya cinco años que era ya vieja cuando la escribí. Pudo haber servido hasta para cualquier cambio de siglo en la vida del país. Para que no se vea tan sola, ya que estamos de saldo, agrego la tarjeta del pasado año y que, también, sigue estando en boga.
¡Y Feliz 2013!
Y que el nuevo año abrase los hocicos de algunos de esos cerdos que todos conocemos, y deje sin pezuñas a algún asno y sin lengua a más de una serpiente, y que a los perros les corte los colmillos y, de paso, a las ratas, que el año por venir les lleve el rabo…
Y, sobre todo, que la Sociedad Protectora de Animales nos disculpe tanta contenida y necesaria higiene.
Un abrazo a todos los demás animales que, aún en la selva, practicamos, a veces, la dignidad humana.
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