Luis Enrique Ibáñez
"Ustedes... se han apropiado del control social y político de países que ya no lo son: no tienen, en absoluto, soberanía nacional. La palabra "democracia" se ha ido, vencida, por el desagüe del lenguaje pervertido. Empujada a patadas por las traiciones de políticos y por los desmanes de ustedes... ahora somos esclavos y necesitamos muchos espartacos"
¿Quiénes son ustedes? ¿Quién les ha votado? ¿A quién representan ustedes? ¿Quién les extrajo la sangre humana y los convirtió en vampiros disfrazados de buitres? Váyanse a la mierda.
Ustedes son los mercenarios sin alma al servicio de los Amos de Todo. A ustedes no les ha votado nadie. Ustedes representan a las grandes élites financieras, a las grandes empresas multinacionales que están arrasando el planeta y asesinando el futuro de millones de seres humanos. Y ya llevan muchos años haciéndolo, con la complicidad de los gobiernos títeres que, ahora ya a careta quitada, ustedes quitan y ponen, como jugando al monopoly con la vida de todos nosotros.
Váyanse a la mierda.
Ustedes constituyen un siniestro organismo absolutamente antidemocrático que, como si de moderno tribunal de la Inquisición se tratase, decide quién puede vivir, y quiénes deben morir. Ustedes, voceros y ejecutores de otros amos invisibles, están expoliando la riqueza, fruto del trabajo de todos, para entregársela esos capos indecentes que viven en el piso 99 de la obscenidad permanente.
Váyanse a la mierda.
Ustedes conforman un un organismo en el que las decisiones se toman de forma proporcional al poder económico de los países que lo componen, 187 actualmente. Casualmente, Estados Unidos cuenta, en la práctica, con derecho de veto fáctico dentro del FMI, ya que posee el 16,74% del poder de decisión. La concesión de créditos a los países necesitados está supeditada a la adopción de drásticas medidas económicas, sociales e incluso políticas, interfiriendo en las soberanías nacionales, haciendo tambalear y caer gobiernos y obligando a padecer a las clases bajas y medias (véase, no solo el caso de Haití, sino las acciones -y sus consecuencias- del FMI en Hispanoamérica, África... (Ver 'Perlas del FMI...').
Váyanse a la mierda.
A través de su sacrosanta autoridad grandes empresas y organismos internacionales han robado, hasta el asco, recursos, alimentos, minerales, agua... a decenas de países pobres en todo el mundo. Al principio su tablero de juego era el llamado Tercer Mundo. Ahora ustedes, y esos a los que representan, van a saco. Ahora todos somos Tercer Mundo, ahora lo quieren todo. Quizá estemos pagando la culpa por no haber impedido lo que ustedes antes hacían con otros. Ahora todos somos Otros.
Váyanse a la mierda.
Antes, ustedes solo colocaban sus sicarios de negro en América Latina, en África, en Asia... ahora sus gángsters disfrazados de tecnócratas se pasean por los gobiernos, por los bancos centrales, de los países que antes llamábamos, qué ingenuos, desarrollados, civilizados. Por ahí andan, como emisarios de Al Capone, Mario Draghi, Monti, De Guildos y tantos otros.
Váyanse a la mierda.
Ustedes, al principio de esta estafa mundial, también unieron sus voces a ese coro angelical de voces mentirosas cuando gritaban, como si fueran héroes de verdad, que había que refundar el capitalismo, poner límites a las entidades bancarias, acabar con los paraísos fiscales, etc. ¡Qué pandilla de mentirosos! Ustedes lo que hicieron fue capitanear el regreso triunfante y feroz del capitalismo más salvaje que habríamos podido imaginar.
Váyanse a la mierda.
Ustedes son responsables, una vez más con la complicidad y compra de los gobernantes de casa, de cientos de suicidios en mi país. Son responsables de la no asistencia médica a miles de ciudadanos de este país. Son responsables de que la vida de nuestros mayores, después de haber sufrido una eternidad, se haya convertido en una mierda. Son responsables de que en la palabra limosna habite ahora, serio y profundo, el sentido más trágico de la vida, en la calle, y en las instituciones. Ustedes son responsables de asesinar, sin pestañear, la esperanza, el futuro, de millones de jóvenes.
Váyanse a la mierda.
Ustedes, desde Mastricht, el Pacto del Euro y aquí en España, como somos más gilipollas, más aplicaditos, la Reforma de la Constitución, se han apropiado del control social y político de países que ya no lo son: no tienen, en absoluto, soberanía nacional. La palabra "democracia" se ha ido, vencida, por el desagüe del lenguaje pervertido. Empujada a patadas por las traiciones de políticos y por los desmanes de ustedes.
Váyanse a la mierda.
Ahora, ustedes ordenan al gobierno (por llamarlo de algún modo) español que intervenga, de forma casi inmediata, a las comunidades autónomas que no cumplan con el techo del déficit, un déficit inventado para pagar con el dinero de todos la deuda de unos pocos (por ejemplo, los bancos, no solo españoles, también alemanes) Porque, ¿cuál era la Deuda Pública, la real (no la posterior: deuda privada convertida en pública) de España cuando empezó toda esta mierda. Muchísimo menor que la de otros países, por ejemplo, Alemania.
Piden que aquí se vuelva a subir el IVA. Piden que se revisen (esto es, que se bajen) las pensiones de nuestros mayores. Piden, ordenan (se entiende) que nos bajen el sueldo un 10%.
¿Por qué no nos piden que caminemos a gatas por la calle, con la boca amordazada y el culo al aire?
Váyanse a la mierda.
Y hablando de pedir, de ordenar, ¿por qué no piden que el gobierno español acabe con el sangrante fraude fiscal cometido en más de un 80% por las grandes empresas y bancos?
¿Por qué no piden se acabe de una puta vez con esos paraísos fiscales, posibilitadores y ganadores de esos fraudes fiscales?
¿Por qué no exigen que aquí en España se acometa, de verdad, una reforma de la fiscalidad para que sea realmente progresiva y, así, los que tienen más paguen realmente lo que les corresponde, y los que tienen menos no tengan que verse expulsados de servicios que han sido conquistados a lo largo de varias generaciones de trabajadores?
¿Por no exigen, no solo que no se elimine, sino que se refuerce ese cuerpo de élite de inspectores de Hacienda que se dedicaba a investigar los fraudes de las grandes empresas, de las grandes entidades financieras?
¿Por que no ordenan que reformen todas las leyes que afectan a los bancos para poner límites a sus salvajadas, para que las palabras usura y estafa no caminen siempre a nuestro lado?
¿Por qué no imponen la gravación de esos turbios movimientos de capital y de empresas que acaban con el trabajo de decenas de miles de personas?
¿Por qué no determinan, no la globalización del mercado, sino la previa y necesaria globalización de los derechos sociales, humanos?
¿Por qué no se van a la mierda?
Ustedes van a conseguir que dentro de muy poco ni siquiera ustedes y sus amos van a tener dónde robar... cuando el expolio se haya completado... cuando la palabra consumidor solo sea un resto de un relato de ciencia ficción.
En la película "Vamos a hacer dinero" (documental dirigido por Erwin Wagenhofer) se puede escuchar lo siguiente:
"Hay un dicho célebre, que el mejor momento para comprar es cuando la sangre está corriendo por las calles. Y yo añadiría: "incluso si es tu propia sangre. Porque normalmente cuando hay una guerra o una revolución, y problemas políticos y económicos, caen los precios de las acciones. Y los que compran cuando los precios están por los suelos, ganan mucho dinero"
En la misma película, una mujer pobre, perdida en un campo sin futuro, dice:
"Trabajamos todo el día para nada. Queremos que compren nuestro algodón a un precio justo"
Ustedes, a los que protestamos, a los que nos sentimos indignados (por cierto la protesta y la indignación ya se han quedado muy cortitas, se han convertido en actitudes demasiado santurronas, portadoras de un exceso de buenismo que nos aletarga... como parecía insinuar Jesús Ferrero en La era de Saturno) nos llaman antisistema. ¿Se imaginan que en la época de Roma un gran señor llamara antisistema al esclavo que se rebelaba, que se negaba a aceptar la ignominia?
Pues bien, ahora somos esclavos y necesitamos muchos espartacos.
En fin, escuchen, por último, a Pedro Casaldáliga, y después, sin favor, váyanse a la mierda.
Pues bien, ahora somos esclavos y necesitamos muchos espartacos.
En fin, escuchen, por último, a Pedro Casaldáliga, y después, sin favor, váyanse a la mierda.
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