CARTELERÍA INVASORA
La publicidad no conoce límites. Se mete por cualquier rincón. Ya denunciamos en esta misma sección hace varias semanas la presencia de unos inmensos cartelones de hierro atados a las farolas de la calle Ancha y avisamos de que si se seguía esta costumbre y todo el que organice un espectáculo en esta ciudad hiciera lo mismo, esto sería un caos. Pues ya lo estamos viviendo. Aquí todo el mundo coloca sus cartelones espectaculares en cualquier parte, carteles pegados en cualquier sitio y reparto de octavillas que luego terminan en el suelo. Excesos que alguien debería controlar para que no se siga afeando aún más la ciudad.
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