Da igual cuanto cedamos. Da igual a cuanto renunciemos. Da igual que lleguemos a traicionar los logros –que por cierto, no nos pertenecen puesto que fueron luchados y conseguidos por quienes nos han precedido- . Da igual.
Ellos quieren más.
Han acumulado tanto dinero, tanto poder, que no están dispuestos a negociar nada.
Esto es lo que hay, oiga. Y si no le gusta, búsquese otro planeta, que este es mío, que para eso lo he comprado.
-Que no, mire usted, que esto es más complicado de cómo lo pinta.
-Claro. Tiene razón, pero…. Quien lo ha complicado?
-A mí que me registren, porque yo y a buen seguro y usted-, seguimos produciendo, seguimos pagando nuestros impuestos.
Y ellos?
Los pagan?
Me parece que no.
¿Sabe usted que con un 1% de impuestos a las transacciones financieras se terminaría con la crisis?
Pues eso.
Pero claro… quien le pone el cascabel al gato?
Está visto que nuestros ínclitos representantes no.
Los que prometieron defendernos se bajaron los pantalones, los calzoncillos y hasta los calcetines ante los todopoderosos mercados. El pueblo los han mando a casa.
Los que llegan, veremos.
Lo que está claro es que ellos saben lo que quieren. Ellos saben más. Ellos están organizados. Ellos tienen un plan
Quizás, sólo quizás, deberíamos analizar lo que está pasando con la simplicidad propia de un niño.
No me vale que porque usted sea economista, catedrático o especialista en Bolsa, me tenga que condenar otra vez a la miseria. O lo que es peor, condenar de nuevo a nuestros hijos a la esclavitud.
Usted verá, oiga.
Mientras, no estaría mal volver a visionar aquella serie de éxito titulada “Kunta Kinte”.
Que nos sea leve.
José H. Lodeiro

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