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4 ago 2010

Trovadores y raperos

José A. Segura Velasco
El origen de los nacionalismos medievales dio como fruto una ristra de textos originales -referido a origen- que teníamos que tragar como ofrenda del tardofranquismo: Súper Mío Cid y Los siete Infantes de Lara, en género épico narrativo; los textos pseudosagrados y legendarios al estilo bizantino del Libro de Alexandre, Libro de Apolonio, y la transformación consecutiva en romances de aquellas tiradas cultas o populares de versos alejandrinos anisosilábicos, en cuaderna vía o en tirada.
En el siglo XV nacen las primeras rimadas octosílabas en el romancero tradicional, narrando batallitas de nuevos héroes belicosos y machacamoros, el orgullo del "Regi Pelayu" y la sacrosanta expulsión de moriscos y judíos de la piel de toro. Aunque es destacable la aportación al panorama literario de la literatura fronteriza que nace en "la frontera" del Reino de granada: prosa y poesía como el romance de la Mora Moraima o el Abencerraje. (...)

Ese género que no se escapa de la obra cervantina en su primera novela Pastoril -es descarado el origen judío del maestro manco- también pasea con tono más que jocoso en La Carajicomedia obra propia de la cara B de la literatura repudiada por los apóstoles franquistas del estudio filológico, al igual que la nada desdeñable novelita marco que es el Sendebar, e incluso la llegada de autores con nombre a la canción tradicional escrita en octosílabos-romances de autor-. El flamenco, nada ajeno a esta estrofa popular líriconarrativa, lleva ya los casi 900 años de lengua española -desde aquellas famosas moaxajas del s. XI con las cancioncillas aljabibi, al novio o mario o amante, hasta el último disco de José Mercé-, lleva insisto nueve centurias usando esta estrofa agradable al oído y muy ajustada a la respiración del cantaor: el romance. Lo mejor del actual panorama romancista viene de manos de los hiphoperos, raperos y nuevos juglares digitales. La misma estrofa que emplea el anónimo medieval en "morilla de bel catar" hasta las estrofas de la Mala Rodríguez o de SFDK, siguen la senda de aquellos poetas pero con una nueva estética y un nuevo repertorio de temas. Trovadores con alma rapera. Pretenden cambiar la sociedad que les escucha dando garrotazos en los oídos burgueses. Insultan para corroer la escasa conciencia que nos queda: va por ellos.

2 comentarios:

berengario dijo...

La conciencia es algo tan propio del ser humano, como la pedantería de la usted hace gala.

Anónimo dijo...

¿Nacionalismos medievales?

Ay que ver que facha y poco alternativo soy, que leo esas dos palabritas juntitas y combinaditas y me entran unas ganas locas de que venga Súper Mío Cid, me envuelva en la roja y gualda, me de un besazo al estilo bizantino, que me lleve a la frontera de Graná, que me diga vida mía, que me quité esta caló y que me enseñe sciencia muy sabrosa; a saber, la diferencia entre "curas y perroflautas".