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2 nov 2014

“Tengo lo que tenía que tener”

Benito Rabal/Kalvellido

No sé por qué nos quejamos tanto en este país. Nos pasamos el día llorando, diciendo que nos falta de todo, añorando nuestra antigua abundancia. Y es mentira, porque si nos damos cuenta, si miramos bien a nuestro alrededor veremos que, aun faltándonos ciertas cosillas, la verdad es que tenemos de todo, y no poco, sino en algunos casos, de más.


Veamos varios ejemplos. Antes teníamos solo dos reyes, como cualquier otro país, lo cual desmerecía a nuestra patria, con ese pasado tan glorioso e imperial. Una nación donde nunca se ponía el sol no podía ser como las otras. Equipararnos a la Pérfida Albión, o a la indecente Suecia, menospreciaba nuestra historia. Así que ahora, en vez de dos, tenemos cuatro y además una princesa de Asturias –¡chúpate esa!- que a sus tiernos ocho añitos ya cobra con creces, lo que soñaría cualquiera de sus súbditos. ¿Hay quién dé más?
Tenemos expresidentes que, aparte su sueldo vitalicio, despacho, gorilas y chófer, cobran de grandes multinacionales y no como piensan algunos por haberles hecho algún favorcillo que otro mientras ostentaban su cargo, sino porque en este país hay una perfecta simbiosis entre lo público y lo privado, porque se fomenta a la empresa desde el Estado, ¿o era al revés?. Pero no sólo ex presidentes, sino también exministros, exdirectores generales, exsecretarios, exsubsecretarios y exasesores y asesores. ¡Bueno, es que a asesores no nos gana nadie!. En fin, que el que está en paro es porque quiere, o porque no se ha sabido colocar. Se siente.
Además tenemos aeropuertos sin aviones y autopistas sin coches. ¿Hay algún país que tenga tantos como nosotros?. Habrá mal pensados que digan que eso es un síntoma de corrupción, pero están equivocados. Es para cumplir con los objetivos del milenio y así reducir la contaminación.
Tenemos mucha democracia. Eso sí, dentro de un orden. Por ejemplo, cuando la gente no está de acuerdo con algo y deciden votar para saber si es mayoría quienes no están de acuerdo, pues no se les deja porque no es legal. Hay una constitución y no vamos a andar como otros países modernizándola o renovándola. ¡Se imaginan qué trabajo! Eso sí, otra cosa es que se pueda reformar para un beneficio común, pongamos por caso de la banca. Entonces sí, pero es que la banca es la banca y además es la que siempre gana, ¿o no?
Luego tenemos a dios. Tenemos más dios que nadie. Lo tenemos en las escuelas durante hora y media semanal, lo tenemos en las tomas de posesiones, en las Oenegés, en los hospitales, en los museos, en el Patrimonio Nacional, en los registros de propiedad, en los presupuestos generales del Estado, en los grandes acontecimientos… Bueno a dios, dios, no, pero a sus representantes en la tierra, sí, y algo es algo.
Tenemos educación gratuita aunque haya que pagar los libros, el transporte y el comedor, pero es que así nuestros hijos aprenden que las cosas se consiguen con esfuerzo; tenemos parques naturales donde se puede construir porque no todo va a ser para los pajarillos; tenemos varias lenguas oficiales y si en el parlamento no pueden usarse es porque estamos en España y en España se habla español, aunque otra cosa sería si hablaran en inglés, por ejemplo.
Y tenemos toros y procesiones con sus encapuchados y todo. Y tenemos calles con nombres de quienes nos hicieron la vida imposible durante cuarenta años. Y tenemos una bandera que nos impusieron los mismos. Y tenemos latifundios. Y monopolios encubiertos.
Y tenemos…
Tenemos lo que NO teníamos que tener.



Benito Rabal (NI DIOS NI AMO)/Kalvellido

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