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5 ago 2012

Érase una vez…

Peter Magnus


Parece que la cosa no se enfría, a pesar del aire acondicionado, o del cubo de aguas frías que los bancos van a recibir para que sus hornos, casi a punto de estallar, se refrigeren y no se queden los banqueros con el dinero de los contribuyentes.


Parrafada más propia de un ministro del PP, o incluso del propio Mariano, que no ha dudado en reunir a sus ‘barones’ para debatir el estado de las CC.AA en las que gobiernan estos linces de la trapacería que nos están dejando a los españoles con una mano delante y la otra detrás, y que ahora se van a repartir entre bancos y CC.AA del PP el rescate que todos pagaremos con sudor y lágrimas y esperemos que no con sangre, porque ya huele la roja sangre bajo las aceras, en las cloacas, en las calles etc.



Vayamos al valor de las palabras que según se usen pueden ser igual de peligrosas que una pistola cargada apuntando a la sien de cualquiera de nosotros:


“‘Barones’: Persona que tiene gran influencia y poder dentro de un partido político, una institución, una empresa, etc.”.


Hasta aquí ningún misterio, pero ¿por qué lo usan?, creo que es para poder distanciar al político de las personas, así se consigue que cale el mensaje de que los políticos están por encima de los ciudadanos en la escala que ellos mismo dibujan para hacer latentes esas diferencias, que no deberían existir, en el supuesto (caído en desgracia) de que los políticos han de ser gente del pueblo y luchar para el pueblo, por eso usan la palabra ‘barones’, y el entrecomillado es todavía, si cabe, más hiriente.


Estoy saturado de todo este caos, y de toda la desconfianza que se está inoculando en los ciudadanos de a pie que comienzan a sentirse desesperados ante tanta mentira, ante tanto engaño, ante tanto cinismo culpándolos de delitos que no cometieron; el pueblo, lo único que ha hecho es permitirles que lleguen ahí, ahora está siendo tiempo de quitarlos ya que no están cumpliendo con las expectativas del ese pueblo que los hizo estar ahí.


Mire uno a donde mire comienza a cruzarse con miradas en las que la resignación está alimentando algo que se llama ira, y que cuando esté el fruto de la misma listo, ya no habrá forma de echar atrás, cuando caiga la primera víctima en las calles, cuando a los gendarmes opresores y adalides del terror se les pase la mano, la resignación del pueblo pasará a la ira, y ésta abrirá las fauces del gran lobo, ese lobo para el hombre y comeremos todos las vísceras, y derramaremos todos la sangre para que esos impostores perversos caigan sobre el asfalto, tomaremos sus palacios y devolveremos al pueblo lo que es del pueblo.


Peter Magnus

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